En la consulta en algún momento me he encontrado con una situación que se me hace demasiado particular, nadie le da al nombre la importancia o relevancia que debe tener, si bien a través de los años el nombre es algo muy común, también es algo que va a marcar nuestra propia historia, desde un inicio hasta el final de nuestras propias existencias.
Si bien el nombre es aquella llave que nos abre al mundo de la identificación como sujetos, como alguien especial, es aquello que nos lleva a crear una historia a partir de alguien o algo, si bien cuando los padres se enteran que están embarazados, de las primeras cosas que piensan es en el nombre, en inscribir una historia, un deseó o un reproche durante toda la vida del aún no nacido.
Me he encontrado en diferentes momentos de la consulta a muchos pacientes que dicen que tienen el nombre del tío que se murió, del abuelo, del padrino, del propio padre, pero si esto no les preocupa, imagínense cuando dicen que tienen el nombre de una de los ex de alguna de las dos figuras primarias, pero aún todavía peor cuando es descubierto que fue el gran amor de su vida.
Entonces podemos observar cómo cada nombre tiene una historia y sobre todo, nos hace entrar a un mundo real, porque a pesar de que hemos entrado en un mundo donde diría un paciente, de ganado por que la mayoría son “weyes” el nombre aún tiene un gran significado y hoy así comenzare este gran tema.
Si podemos decir el niño cuando nace, en los primeros meses de vida, no se reconoce así mismo, simplemente sabe que es una cosa amorfa, que existe, que todo mundo se acerca a él, que existen varias palabras que se repiten, que pueden ser; mi vida, mi amor, mi chiquito, pero existe una que sobre sale, su nombre, entonces comienza a darse cuenta que como transcurren los días, le comienzan a llamar así.
Sobre todo, cuando están enojados con él, o existe una desesperación, cuando mamá y papá llegan a su límite, le comienzan a nombrar, entonces identifica que tiene un nombre, algo que lo va a diferenciar de los demás, algo que lo hace especial y único, algo que lo reconoce y le da la llave al mundo exterior, ese mundo donde todos tienen un nombre, y los hace diferentes y les hace crear una historia.
Poco tiempo después existen acorde a cada religión o creencia personal, un ritual de presentación que lo llaman bautizo o bien, el primer cumpleaños, donde ya el infante comienza a reafirmar una y otra vez su nombre, aquello que es la primer cosa del mundo proporcionada por otro y que no puede negarse a aceptar, menos puede aceptar la historia que va cargada o dirían en Edipo Rey, todo aquello que esta inscrito en la nuca del infante sin que lo pueda leer por sí mismo, si no solo lo podrá leer por medio de una esfinge y en la vida cotidiana por medio de un psicoanalista.
Entonces hablando de la técnica psicoanalista y como diría uno de los grandes psicoanalistas, el nombre se vuelve un significado que está lleno de significantes, conocidos o por conocer por la persona que lo porta.
Pero sobre todo es algo que nadie lo valora o se da cuenta de que gran valor tiene, simplemente lo vuelven algo típico y común, yo en algunas sesiones les pregunto a mis pacientes, ¿dime quién eres?, ¿qué te hace especial? Y es increíble ver la cantidad de veces que no pueden nombrar su nombre, es más ni cerca de ello están.
Por eso te hago la invitación de que puedas investigar más sobre tu nombre, porque el nombre es lo primero que te da una identidad, es aquello que te da un acompañamiento, pero sobre todo es aquello que te da una historia, recuerda la próxima vez que te digan o pregunten ¿quién eres? Recuerda que el nombre es parte importante de tú ser.
Pero sobre todo, si por alguna situación de vida o circunstancias tienes la oportunidad de elegir tú nombre, piensa bien cual va ser y que historia te colocaras en la espalda para ser identificado toda la vida y después de la vida.
Psic. David Correa Caruzo.